Caminando en Autoridad Divina
- Henley Samuel
- Apr 8
- 5 min read
Abril 08, 2025

Hoy, ejercitemos nuestra autoridad divina como creyentes. Esto no se trata solo de sentirnos bien; se trata de reconocer el poder que tenemos en Cristo para vencer al enemigo y vivir una vida de victoria. Prepárate para ser equipado y empoderado mientras profundizamos en las Escrituras, desbloqueando las verdades que moldearán tu día y tu vida.
Las tácticas engañosas del enemigo
La estrategia del enemigo es insidiosa e implacable. No quiere que tengamos éxito ni que cumplamos nuestro potencial dado por Dios. Su objetivo es mantenernos abajo, hacernos sentir inferiores y evitar que alcancemos nuestra plena estatura en Cristo. Quiere que seamos la cola, no la cabeza, siempre luchando y nunca liderando. Desea vernos agobiados por las preocupaciones de este mundo, nunca erguidos ni caminando con valentía en nuestra fe. Su meta final es derribarnos de cualquier manera posible, ya sea a través de la duda, el miedo, la enfermedad o la opresión.
El enemigo siempre quiere ponerte en una prisión, en una caja cerrada, en un lugar donde nadie pueda verte. Quiere aislarte, hacerte sentir solo e indefenso, apartado del amor y el apoyo del cuerpo de Cristo.
Libertad declarada y recibida
En Lucas 13, encontramos una historia conmovedora de una mujer que había soportado una enfermedad durante 18 largos años, una aflicción causada por un espíritu. Estaba encorvada, incapaz de enderezarse. Cuando Jesús la vio, Su corazón se conmovió con compasión. La llamó y declaró:
"Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: ‘Mujer, quedas libre de tu enfermedad.’"— Lucas 13:12
No solo ofreció palabras de consuelo; habló un decreto de liberación. Luego, puso Sus manos sobre ella, y de inmediato se enderezó y alabó a Dios. Esta es una demostración poderosa de la autoridad que tenemos en Cristo. Jesús no solo la sanó; la liberó de la esclavitud espiritual que la había mantenido cautiva durante tanto tiempo.
Esta historia es un testimonio de que somos liberados de nuestras enfermedades y ataduras a través del poder de Jesús. No tenemos que aceptar las limitaciones que el enemigo intenta imponernos. Podemos mantenernos firmes en nuestra fe y declarar nuestra libertad en Cristo.
Resistiendo al diablo y sus planes
Se nos ha dado todo lo que necesitamos para vencer al enemigo. Tenemos el poder, la autoridad y la semejanza en la imagen de Dios. Tenemos la sangre de Jesús, que habla una palabra mejor que cualquier acusación que el enemigo pueda traer contra nosotros. Pero debemos resistir activamente al diablo y sus planes.
"Resistan al diablo, y él huirá de ustedes."
Esto no es una sugerencia; es un mandamiento. Debemos resistir nuestras enfermedades, resistir la obra del enemigo en nuestras vidas usando la Palabra de Dios como nuestra arma, creyendo en Sus promesas, hablando palabras de fe y haciendo lo contrario de lo que el enemigo dice. Cuando el enemigo susurra mentiras de duda y miedo, debemos contrarrestarlas con la verdad de la Palabra de Dios. Cuando intenta mantenernos abajo, debemos levantarnos en el poder del Espíritu Santo y declarar nuestra victoria en Cristo.
Sentados con Cristo en lugares celestiales
No somos personas ordinarias luchando por sobrevivir en un mundo hostil. Hemos sido levantados con Cristo y estamos sentados con Él en los lugares celestiales. No estamos sentados con nuestra enfermedad o pobreza, sino con Jesús, muy por encima de todos los poderes de las tinieblas.
"Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales."— Efesios 2:6
Esta es nuestra verdadera posición, nuestra realidad espiritual. Todo lo que está bajo los pies de Jesús está bajo nuestros pies. El enemigo está bajo nuestros pies. Se nos ha dado dominio sobre él y todas sus obras. Debemos reconocer nuestra autoridad y ejercerla con valentía.
Acceso al Padre a través del Espíritu
A través de Jesús, tenemos acceso en un mismo Espíritu al Padre. Ya no somos extranjeros ni extraños, sino conciudadanos con el pueblo de Dios y miembros de Su familia.
"Porque por medio de él, los unos y los otros tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu."— Efesios 2:18
Estamos edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. Estamos siendo edificados juntos como una morada para Dios por el Espíritu. Estamos conectados a la fuente misma de vida, poder y amor. No estamos solos; somos parte de una familia divina, unidos en Cristo y empoderados por el Espíritu Santo.
El cuerpo de Cristo en acción
Jesús es la cabeza, y nosotros somos el cuerpo. Somos Sus manos, Sus pies, Su voz en este mundo. Nuestras manos pueden sanar. Podemos poner nuestras manos sobre alguien y declarar y decretar sanidad porque liberamos el poder del Cielo.
"Entonces puso Sus manos sobre ella, y al instante ella se enderezó y glorificó a Dios."— Lucas 13:13
Nosotros también podemos imponer nuestras manos sobre los enfermos y verlos recuperarse. Podemos hablar palabras de vida y verlas transformar vidas. Podemos ser la misma presencia de Jesús en este mundo, trayendo esperanza, sanidad y liberación a quienes lo necesitan.
Conclusión
Hoy, abraza tu identidad como hijo de Dios, sentado con Cristo en lugares celestiales. Reconoce la autoridad que se te ha dado y ejercítala con valentía. Resiste al enemigo, habla la Palabra de Dios y libera el poder del Cielo en tu vida y en la vida de los demás. Camina en autoridad divina, sabiendo que eres más que vencedor por medio de Cristo que te ama.
Reflexiona sobre esto
¿En qué áreas específicas de tu vida necesitas ejercer mayor autoridad y dominio?
¿Cómo puedes ser más intencional al hablar la Palabra de Dios y liberar el poder del Cielo en tus interacciones diarias?
Oración
Padre Celestial, gracias por Tu Palabra y por la autoridad que me has dado a través de Jesús. Declaro que estoy sentado con Cristo en los lugares celestiales, muy por encima de todas las potestades y poderes. Resisto al enemigo y declaro que debe huir de mí. Libero Tu poder sanador y declaro victoria sobre toda enfermedad, esclavitud y limitación en mi vida. Soy Tu hijo amado, y Tú estás complacido conmigo. Soy un vaso de Tu poder, un canal de Tu amor y un instrumento de Tu paz. En el nombre de Jesús, Amén.
Puntos Clave
El objetivo del enemigo es mantenerte abatido y evitar que cumplas tu potencial dado por Dios.
Resiste al diablo usando la Palabra de Dios, creyendo en Sus promesas y declarando palabras de fe.
Estás sentado con Cristo en los lugares celestiales, muy por encima del enemigo y de todos sus planes.
A través de Jesús, tienes acceso al Padre y al poder del Espíritu Santo para superar cualquier desafío.
Eres el cuerpo de Cristo, y tus manos pueden sanar, tu voz puede hablar vida, y tu presencia puede traer esperanza a un mundo herido.
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