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Habla Vida

  • Writer: Henley Samuel
    Henley Samuel
  • 1 day ago
  • 5 min read

Abril 28, 2025

Mountains
Al hablarle a tu montaña, estás ejerciendo el dominio que Dios te ha dado como Su hijo.

Hoy exploramos una poderosa práctica espiritual que puede transformar tus circunstancias: hablarle a tus montañas. Esto no se trata solo de pensamiento positivo, sino de ejercer la autoridad divina dada a cada creyente. Al profundizar en las Escrituras, descubrirás cómo tus palabras, alineadas con las promesas de Dios, pueden remodelar tu realidad y traer abundancia a cada área de tu vida.


El Poder de la Declaración Profética

A lo largo de las Escrituras, vemos un patrón en el que Dios instruye a Su pueblo a hablarle a obstáculos aparentemente inamovibles. En Ezequiel 36, se le ordena al profeta que se dirija a los montes de Israel, lugares desolados que habían sido corrompidos y tomados por enemigos.

“Por eso, montes de Israel, oigan la palabra del Señor Soberano. Así dice el Señor Soberano a los montes y a las colinas, a los barrancos y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas que han sido saqueadas y ridiculizadas por las demás naciones que las rodean.”— Ezequiel 36:4

Esto no era simplemente un lenguaje poético. Dios estaba estableciendo un principio: Su pueblo tiene la autoridad para hablar transformación sobre situaciones que parecen sin esperanza. Los montes, valles y lugares desolados representan los desafíos que enfrentamos: dificultades financieras, problemas de salud, relaciones rotas o sueños no cumplidos.

Considera el contexto histórico: cuando los enemigos capturaban territorios en tiempos antiguos, quemaban ciudades y devastaban la tierra, dejando solo desolación. Tu vida a veces puede sentirse como esas ciudades quemadas—lugares donde el enemigo ha intentado destruir lo que Dios pensó para bien. En esos momentos cuando el ruido externo ahoga la voz de Dios y te preguntas, “¿Dónde está Dios ahora?”—recuerda, Él está contigo. Aunque parezca estar en silencio, Su presencia permanece constante.

El primer paso hacia la restauración es hablar directamente a tus circunstancias. Si aún no tienes un hogar, profetiza al edificio donde algún día vivirás: “Un día, este edificio estará a mi nombre.” Sueña en grande sobre tu futura morada. Habla a tu situación familiar: “Mis hijos serán enseñados por el Señor. Estarán sentados alrededor de mí como olivos, floreciendo como palmeras. Seré bendecido para ser bendición a las naciones.”

“Pero ustedes, montes de Israel, producirán ramas y fruto para mi pueblo Israel, porque pronto volverán a casa.”— Ezequiel 36:8

Cuando profetizas a tu situación, la estás preparando para tu llegada. Así como Dios instruyó a los montes a preparar fruto para Su pueblo que regresaba, tus declaraciones preparan tus circunstancias para la manifestación de Sus promesas. Los montes deben “brotar ramas y dar fruto” en anticipación a que el pueblo de Dios regrese a reclamar su herencia.

Cuando Dios instruyó a Ezequiel a profetizar a estos lugares físicos, estaba demostrando cómo debemos dirigirnos a nuestras propias montañas. Tus palabras, cuando se alinean con las promesas de Dios, tienen poder creativo para transformar tus circunstancias.


Hablando a Tus Montañas

Jesús reforzó este principio en el Nuevo Testamento cuando enseñó a Sus discípulos sobre la fe:

“De cierto les digo que si alguno le dice a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’, y no duda en su corazón, sino que cree que sucederá lo que dice, lo obtendrá.”— Marcos 11:23

Observa el énfasis en hablarle directamente a la montaña, no solo hablar sobre ella. Hay una diferencia fundamental entre discutir tus problemas y enfrentarlos con autoridad. Cuando le hablas a tu montaña, estás ejerciendo el dominio que Dios te ha dado como Su hijo.

¿Qué montañas tienes delante de ti hoy? Tal vez sea un desafío financiero, un diagnóstico de salud o una situación que parece imposible. En lugar de solo hablar sobre estos obstáculos, comienza a enfrentarlos directamente con las promesas de Dios.

Habla a tu situación como si pudiera oírte, porque en el ámbito espiritual, puede hacerlo.

Declara a tu cuenta bancaria: “Vas a rebosar de abundancia para bendecir a otros.” Habla a tu cuerpo: “Eres templo del Espíritu Santo, restaurado y renovado.” Dirígete a esa relación rota: “Serás reconstruida más fuerte que antes.”


Favor y Multiplicación

Cuando alineas tus palabras con las promesas de Dios, te posicionas para recibir Su favor y multiplicación.

“Estoy preocupado por ustedes y los miraré con favor; serán labrados y sembrados.”— Ezequiel 36:9

¡Dios te mira con favor! Esto no es pensamiento ilusorio, es una realidad divina. El Señor está a tu favor, no en tu contra. Él desea multiplicar lo que tienes y restaurar lo que has perdido.

“Aumentaré el número de personas y animales que vivan en ustedes, y serán fructíferos y se multiplicarán. Haré que la gente habite en ustedes como en el pasado y los haré prosperar más que antes.”— Ezequiel 36:11

Dios no solo promete restauración al nivel anterior, promete hacerte “más bien que nunca antes.” Tu futuro puede ser más brillante que tu pasado cuando alineas tus declaraciones con Sus promesas.


De la Desolación a la Abundancia

Quizás te sientas como esos montes desolados de Israel—pasado por alto, dañado o descartado. El enemigo puede haber intentado corromper tu propósito e identidad, dejándote como un “desierto desolado.” Pero Dios se especializa en la transformación.

Cuando comienzas a hablar vida sobre tu situación, declarando las promesas de Dios en vez de repasar tus problemas, sucede algo sobrenatural. Los mismos montes que parecían inamovibles comienzan a “producir ramas y fruto.”

“Pero ustedes, montes de Israel, producirán ramas y fruto para mi pueblo Israel, porque pronto volverán a casa.”— Ezequiel 36:8

Tus palabras preparan el camino para la abundancia de Dios. Así como los montes fueron instruidos a prepararse para el regreso del pueblo de Dios, tus declaraciones preparan tus circunstancias para la manifestación de Sus promesas en tu vida.


Conclusión

Hoy te desafío a cambiar la manera en que hablas sobre tus circunstancias. En vez de hablar de tus montañas, comienza a enfrentarlas directamente con las promesas de Dios. Profetiza a tu situación. Declara el favor y la multiplicación de Dios sobre cada área de tu vida.

Recuerda, no estás hablando palabras vacías al aire—estás ejerciendo la autoridad que Cristo te ha dado. Tus palabras, alineadas con Sus promesas y habladas con fe, tienen el poder de transformar la desolación en abundancia, la escasez en provisión y la ruptura en restauración.

Comienza hoy. Habla a tus montañas. Observa cómo Dios multiplica, restaura y hace “más bien que nunca antes.”


Reflexiona sobre Esto

  1. ¿Qué “montaña” específica en tu vida necesita ser enfrentada hoy con las promesas de Dios? ¿Cómo puedes comenzar a hablarle directamente a esta situación en vez de solo hablar sobre ella?

  2. ¿Cómo cambiaría tu perspectiva si realmente creyeras que Dios te mira con favor y desea multiplicar el bien en tu vida más allá de lo que has experimentado antes?


Oración

Padre, te doy gracias porque me has dado autoridad para hablarle a mis montañas. Declaro que todo obstáculo que se interponga en mi camino debe someterse a Tus promesas. Donde ha habido desolación, hablo abundancia. Donde ha habido escasez, declaro multiplicación. Donde ha habido ruptura, proclamo restauración. Creo que me miras con favor y harás más bien por mí que nunca antes. Mis palabras se alinean con Tus promesas y espero transformación en cada área de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.


Puntos Clave

  • Dios nos instruye a hablar directamente a nuestros desafíos en vez de solo hablar sobre ellos.

  • Tus palabras, cuando se alinean con las promesas de Dios, tienen poder creativo para transformar circunstancias.

  • Dios te mira con favor y desea multiplicar el bien en tu vida más allá de niveles anteriores.

  • Declaraciones llenas de fe preparan tu situación para la manifestación de las promesas de Dios.

  • Lo que parece desolado y sin esperanza puede volverse fructífero y abundante cuando se enfrenta con autoridad divina.


Todo el contenido de este blog es propiedad de Henley Samuel Ministries. Para permisos o consultas sobre el uso de cualquier material, por favor contáctenos en contact@henleysamuel.org.







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