Viviendo como Hijos Amados
- Henley Samuel
- Apr 3
- 5 min read
Abril 03, 2025

Hoy es un nuevo comienzo, una oportunidad para abrazar la verdad de quiénes somos en Cristo: hijos amados, apreciados y en quienes Él se deleita. Dejemos de lado cualquier duda o inseguridad y entremos en la plenitud de nuestra identidad, listos para experimentar el gozo y el poder que proviene al saber que somos profundamente amados. Prepárense para ser refrescados, renovados y empoderados mientras meditamos en la profunda verdad de nuestra amada identidad.
Declarados Amados: Una Afirmación Divina
Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 3:17
Tómate un momento para considerar verdaderamente el peso de esta declaración divina. Dios mismo, hablando desde el cielo, afirma a Jesús como Su Hijo amado, con quien está completamente complacido. Esta no fue solo una declaración casual; fue una poderosa declaración de identidad, propósito y favor divino.
Ahora, considera esto: como creyentes en Jesucristo, somos adoptados de nuevo en la familia de Dios. Nos convertimos en Sus hijos e hijas, coherederos con Cristo y receptores del mismo amor y favor que Él otorga a Su Hijo. Esto significa que la declaración, " Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" resuena también con nosotros. Dios nos mira a través del lente de Su Hijo, viéndonos como justos, santos y profundamente amados. Esta verdad se debe de impregnar en cada aspecto de nuestras vidas, dando forma a nuestra auto-percepción, nuestras relaciones y nuestra forma de abordar el mundo.
"Señor, gracias porque me has elegido como tu pequeño , como tu pueblo, como tu hijo, y estás muy complacido conmigo."
Haz de esta tu afirmación diaria. Declárala sobre ti mismo cada mañana, permitiendo que se hunda profundamente en tu alma. Recuerda que no eres solo una persona ordinaria; eres un hijo del Dios Altísimo, y Él está encantado contigo.
Desafiando la Identidad: Las Tácticas del Enemigo
El enemigo, el padre de la mentira, está constantemente buscando socavar nuestra fe y robarnos nuestro gozo. Una de sus principales tácticas es desafiar nuestra identidad en Cristo. Susurra dudas e inseguridades en nuestras mentes, tratando de hacernos cuestionar nuestro valor y nuestra posición en la familia de Dios. Así como tentó a Jesús en el desierto, nos tienta con la misma pregunta:
"Si eres el Hijo de Dios" - Mateo 4:3, 6
Él usa esta pregunta para sembrar semillas de duda y para tratar de desviarnos. Podría decir que si fuéramos verdaderamente hijos de Dios, no estaríamos enfrentando ciertos desafíos o experimentando ciertas luchas. Podría tratar de convencernos de que no somos lo suficientemente buenos, lo suficientemente fuertes o lo suficientemente dignos para ser llamados hijos de Dios.
Es crucial reconocer estas tácticas por lo que en realidad son: mentiras diseñadas para robarnos nuestra paz y nuestro poder. Debemos estar vigilantes y guardar nuestros corazones así como también nuestras mentes contra estos ataques, y debemos estar listos para contrarrestarlos con la verdad de la Palabra de Dios.
Parado sobre la Verdad: Nuestro Fundamento Firme
No necesitamos probar nuestra identidad a nadie, mucho menos al enemigo. Nuestra identidad no se basa en nuestro desempeño, nuestros logros o las opiniones de los demás. Se basa únicamente en el amor inquebrantable de Dios y Sus promesas irrevocables. Somos hijos de Dios porque Él ha declarado que así sea. Somos justos porque Él nos ha imputado Su justicia a través de la fe en Jesucristo. Somos amados porque Él ha demostrado Su amor por nosotros en el máximo sacrificio de Su Hijo.
Por lo tanto, podemos mantenernos firmes en la verdad de quién dice Dios que somos, independientemente de nuestras circunstancias o sentimientos. Cuando el enemigo trata de sembrar semillas de duda, podemos declarar con confianza:
"No necesito probar que soy el Hijo de Dios porque Dios ya declaró que soy el Hijo de Dios."
Este es nuestro firme fundamento, nuestra verdad inquebrantable. Somos hijos de Dios, y nada puede cambiar esto.
Viviendo en Su Deleite: Experimentando el Gozo de Dios
¡Dios no solo está complacido con nosotros; Él está encantado! Él se regocija sobre nosotros con cánticos (Sofonías 3:17). Él se deleita en nuestra presencia, y Él anhela derramar Sus bendiciones sobre nosotros. Cada vez que nos enfocamos en Él, meditamos en Su Palabra y buscamos Su presencia, Él se llena de gozo. Él se deleita en ver nuestro crecimiento, nuestro progreso y nuestras victorias. Él es nuestro Padre amoroso, y Él se complace enormemente en vernos prosperar.
Podemos experimentar este deleite cultivando una relación cercana con Él, pasando tiempo en oración y adoración, y buscando conocerlo más íntimamente. A medida que nos acerquemos a Él, comenzaremos a sentir Su gozo y Su placer en nuestras vidas.
Conclusión
Hoy, caminemos en la plena seguridad de nuestra amada identidad. No estamos definidos por nuestro pasado, nuestras luchas o las opiniones de los demás. Somos hijos de Dios, elegidos, amados y en quienes Él se deleita. Abraza esta verdad y deja que transforme tu vida. Permite que esta te empodere para superar cada desafío, para perseguir tus sueños con confianza y para vivir una vida que sea agradable a Dios.
Reflexiona sobre esto
1. ¿Cómo cambia la forma en que abordas tus tareas e interacciones diarias al saber que Dios está encantado contigo?
2. ¿Qué mentiras específicas ha estado susurrando el enemigo sobre tu identidad, y qué escrituras puedes usar para reemplazar esas mentiras con la verdad de Dios?
Oración
Padre Celestial, gracias por revelarme la verdad de mi identidad en Cristo. Soy Tu hijo amado, y Tú estás muy complacido conmigo. Rechazo cada mentira del enemigo y abrazo Tus promesas. Camino en Tu amor, empoderado por Tu Espíritu y confiado en Tu llamado. Soy quien Tú dices que soy. Soy Tu amado, y Tú te deleitas en mí. Amén.
Conclusiones Clave
● Dios declara que somos Sus hijos amados, y Él está muy complacido con nosotros. Esta es una verdad fundamental que debe dar forma a toda nuestra vida.
● El enemigo desafía nuestra identidad, pero no necesitamos probarle nada. Simplemente necesitamos mantenernos firmes en la Palabra de Dios.
● Nos mantenemos firmes en la verdad de quién dice Dios que somos, independientemente de nuestras circunstancias o sentimientos.
● Dios está encantado con nosotros y se regocija cuando nos enfocamos en Él. Podemos experimentar Su gozo cultivando una relación cercana con Él.
● Nuestra identidad se basa en las promesas de Dios, no en nuestras circunstancias. Somos hijos de Dios, y nada puede cambiar eso.
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Para profundizar en este poderoso mensaje, mira el sermón completo en nuestro video de YouTube a continuación.
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